Pogromo Global

De inicio, parecían no tener explicación las imágenes de las atrocidades cometidas por Hamás el 7 de octubre pasado.

Las preguntas que surgieron, desde que esas imágenes empezaron a golpear nuestra humanidad, fueron:

¿Qué sentido podía tener tanta deshumanización, tanta sub animalidad, o tanto odio de patógenos ciegos y desatados? 

¿Qué ganancia podía obtener Hamás con la filmación y difusión, casi en tiempo real, del asesinato de niños, mujeres, jóvenes y adultos?

¿Cuáles podrían ser las ventajas de filmar y difundir las celebraciones de la población civil de Gaza ante el paseo de cadáveres y rehenes mostrados como trofeos de la cobardía y la barbarie?

¿Qué esperaban obtener esos patógenos ciegos y desatados colectando bebés, ancianos y adolescentes como rehenes?

Al principio, las respuestas más evidentes para esas monstruosidades fueron de índole táctica.

Querían provocar, pensamos, una respuesta rápida y visceral de los israelíes para hacerlos caer en las trampas de los túneles, las minas y los contraataques.

Buscaban cambiar rehenes por algunos de sus patógenos ciegos que esporulaban, como el ántrax, en las prisiones israelíes.

Se habían visto obligados, los pobres imbéciles de Hamás, a quemar el escaso caudal mediático con el que contaban para quedar bien con sus amos iraníes.

Esas respuestas son válidas en alguna medida; pero las verdaderas razones de esos horrores empezaron a mostrarse en cuanto los israelíes iniciaron sus operaciones de búsqueda y rescate de los rehenes.

A partir de ese momento llamó mucho la atención que Egipto se negó a abrir su frontera a la población civil de Gaza. Esa habría sido la solidaridad esperada de un país árabe para con una población que también lo es. A pesar de eso, los gazatíes se vieron obligados a permanecer en una zona de conflicto.

La otra sorpresa fue que las redes de túneles de Hamás eran mucho más extensas y sofisticadas que lo que nadie pudo imaginar y que dentro de ellas no estaban, también como cabría esperar, los civiles de Gaza. No estaban los niños, las mujeres y los ancianos. Estaban los terroristas.

Esas evidencias indicaron entonces que Hamás había decidido usar a millones gazatíes como escudos humanos. Por eso, en cuanto los israelíes iniciaron sus operaciones de búsqueda y rescate ocurrió el bombardeo de Hamas contra un hospital de Gaza, y el sucio intento de adjudicar ese error a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

A partir de ahí se inició, al unísono, con grades recursos, y con los mismos mensajes en todas partes, una campaña mediática internacional encaminada a convertir a Gaza en una entelequia llamada Palestina, y a presentar a Israel como culpable de un genocidio que solo estaba ocurriendo en las cobardes y estúpidas mentes de los antisemitas de siempre.

Los carteles ya estaban impresos, los permisos ya estaban pedidos, las multitudes ya estaban listas y todos, en un coro infernal, dieron rienda suelta a su odio contra los judíos.

Como tragados por esa gigantesca operación de propagada y medidas activas desapareció Hamás, desapareció Gaza, los rehenes desaparecieron y los gazatíes usados como escudos humanos dejaron de existir. La guerra entre Gaza e Israel, los bombardeos constantes desde Gaza hacia Israel, y las cobardes y sub animales celebraciones con dulces, antes y después del 7 de octubre, desaparecieron para convertirlo todo en el intento de salvación de una entelequia, a la que decidieron identificar como Palestina, de un genocidio inexistente bajo cualquier posible significado de esa palabra.

Fue tan fuerte y global esa campaña que de malas a primeras todos dejaron de hablar de Gaza para hablar de “Palestina”, una palabra que el imperio romano creó para hacer daño a los judíos, un nombre que el imperio católico usó para hacer daño a los judíos, un sustantivo que el imperio otomano quiso mantener para hacer daños a los judíos, un término que el imperio británico no quiso borrar para hacer daño a los judíos y un insulto que el imperio soviético revivió, junto con la OLP y Yasser Arafat, para hacer daño a los judíos. Palestina es hoy la entelequia que el imperialismo iraní en el medio oriente sigue utilizando para hacer daño a los judíos.  

Hay que aclarar, sin embargo, que esos imbéciles fundamentalistas musulmanes, esos que lazan 300 objetos voladores de largo alcance hacia Israel sin efecto alguno, jamás podrían haberse montado una operación mediática de semejante envergadura. Solo los Neo-Marxistas de hoy pueden montarse una operación de ese tipo. Solo ellos controlan los periódicos convertidos en vehículos de propaganda. Solo ellos controlan la radio, la televisión y también, por desgracia, una buena parte de las decisiones que los regímenes Neo-Marxista de este mundo —Hussein/Biden, Trudeau, Sánchez, etc.— están tomando en estos momentos.

Controlan, además, a millones de jóvenes americanos a los que llevan décadas adoctrinando en el odio a nuestra civilización y en el abrazo de cuanta causa pueda ayudar, por loca y asesina que sea, a destruir esa civilización.

La prueba de eso es que en cuanto empezó la campaña mediática de odio contra los judíos empezaron a crecer en las universidades americanas —como esporas felices en sus hospederos— las manifestaciones anti semíticas, las ocupaciones ilegales de las universidades y los llamados al control financiero, por parte de los “estudiantes”, de esas instituciones (divest). El objetivo es, claro está, lograr que esos altos centros de estudio dependan financieramente —aún más— de los capitales controlados por los empresarios Neo-Marxistas o por el fundamentalismo musulmán.

Durante décadas los estudiantes del mundo occidental, y sobre todo los de los Estados Unidos, han sido adoctrinados en una visión Neo-Marxista de la sociedad que ha buscado simplificar la vida social a categorías binarias, antagónica, e irreconciliables. Donde antes hubo clase obrera y lucha de obreros contra patronos ahora hay ricos contra pobres, mujeres contra hombres, negros contra blancos, inmigrantes contra ciudadanos, homosexuales contra heteros, trans contra cis, gordos contra flacos y supuestos colonizados contra supuestos colonizadores. No hay un área de la vida social que los Neo-Marxistas de hoy no puedan descomponer artificialmente en dos categorías antagónicas e irreconciliables.

Esa sub-cultura de polarizaciones a la carta y diferencias insalvables, que es esencialmente una sub-cultura de odio, permite azuzar con mucha facilidad a algunos estudiantes para que ataquen, como perros rabiosos, a esos objetivos que los Neo-Marxistas deciden que deben ser atacado. Esta vez les tocó a los judíos. Está vez los Neo-Marxistas de este mundo volvieron a gritar devastación y soltaron sus perros de la guerra contra los judíos.       

Como consecuencia de esa barbarie cada día nos llegan noticias de estudiantes judíos agredidos, de bloqueos del acceso de estudiantes judíos a las universidades y de padres judíos que sacan a sus hijos de esas universidades para evitar los ambientes antisemíticos. También nos llegan las noticias de los llamados constantes, de forma abierta o solapada, a la erradicación del pueblo judío y del Estado de Israel. Por primera vez desde el fin de la segunda guerra mundial los judíos vuelven a sentirse blanco de una campaña de odio basada en mentiras. Por primera vez están reviviendo la inseguridad que sintieron en la Alemania de Hitler o en la Rusia de Stalin.

Eso quiere decir que estamos viviendo el primer Pogromo Global de la historia. Una ola de estigmatización, odio y persecución de los judíos que por primera vez está ocurriendo de forma coordinada y a escala global. Una atrocidad que solo ha sido posible gracias a la simbiosis perfecta entre el odio antisemítico Neo-Marxista y el odio antisemítico musulmán.

Es importante recordar que todos los Pogromos de la historia siempre fueron cometidos bajo la falsa justificación de “salvar” a cierta población no judía. Si las cosechas habían sido malas y la gente se estaba muriendo de hambre, se usaban mentiras para culpar a los judíos y después, para salvar a los no judíos, se desataba el Pogromo. Así fue con epidemias, con crisis financieras, con desastres naturales y eventualmente, cuando ya el odio antisemítico se había convertido en un reflejo condicionado, con cualquier cosa.

Hoy están haciendo exactamente lo mismo, hoy mienten al hablar de “Palestina” y no de Gaza. Hoy mienten al denunciar un genocidio inexistente o al acusar a los judíos de ser colonizadores. Hoy mienten al olvidar a los rehenes y las atrocidades cometidas por Hamás.

Hoy, como antes, mienten, y mienten, y mienten, para desatar el primer Pogromo Global de la historia.

Por suerte para los judíos, y para todas las personas decentes de este mundo, hoy existe el Estado de Israel.

Am Yisrael Chai.

Acerca de reynelaguilera

La Habana, 1963. Médico. Bioquímico. Escritor. Desde 1995 vive en Montreal.
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2 respuestas a Pogromo Global

  1. carlosgmznew dijo:

    Tal Cual! Estamos viviendo tiempos duros. Willy Münzenberg y su admirador Goebbel estarían orgullos de todo lo que está ocurriendo casi 100 años después. A veces tengo la sensación que en occidente y en España en particular estamos viviendo de nuevo la república española / la de Weimar de nuevo, como en un bucle infernal. Un abrazo.

    • Tienes razón, todos los signos están ahí claros, inevitables, e incontrovertibles, para indicarnos que el Socialismo/Fascismo vuelve a tocar a nuestras puertas, empieza a patearlas con sus botas y pronto las violará con sus armas. Todo está ahí, como las frutas en un centro de mesa, y seguimos hablando cáscaras de piña y negando lo que se nos viene encima.

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