Ignacio Agramonte y la Constitución de 1940

Excelente programa con el Dr. Faisel Iglesias sobre la Constitución de 1940 y su énfasis en los derechos del Estado y no en los derechos individuales.

Ya desde los tiempos de la antigua Roma se sabía que los gobiernos más corruptos son los que más legislan, y la Constitución de 1940 es un mamotreto que pretende legislar todo a favor de un Estado que es propuesto, entonces, como protector del Individuo.

Para los que, como yo, piensan que no hay Estado bueno ni tamarindo dulce la Constitución de 1940 es —sin enmiendas o modificaciones— un gran peligro para una Cuba futura.

Es importante recordar que la segunda mitad de los años 30s y la primera de los 40s, cuando redactaron esa Constitución, fue la época del máximo auge del Estatismo en el mundo. Desde Stalin hasta Franklin Delano Roosevelt, pasando por Mussolini, Hitler e Hirohito, el mundo estuvo dominado en aquellos años por la absurda creencia de que una casta de burócratas empoderados podía ser la solución de los problemas sociales, económicos y espirituales de las naciones.

Es importante recordar eso a la hora de juzgar a los cubanos que se encargaron de discutir y redactar la Constitución de 1940. Muchos de los paradigmas que ellos defendían todavía no habían sido desprestigiados por la dura y tozuda realidad.

A pesar de eso hoy, por desgracia, estamos viviendo una resurrección del Estatismo en el Mundo. Hoy, muchos burócratas empoderados —ya devenidos una clase social con intereses bien definidos de permanencia en el poder— se han dado cuenta de que los desarrollos tecnológicos, militares y represivos permiten que un porcentaje muy pequeño de la población pueda mantener perfectamente controlado a la enorme mayoría de esa población.

Los asaltos finales al poder de Socialistas/Fascistas como Pedro Sánchez en el España, López Obrador en México, Barack Hussein en los Estados Unidos, o Justin Trudeau en Canadá, no son más que la expresión de ese renacer del Estatismo que estamos viviendo hoy, y que muchos identificamos con la criminal Agenda 2030.

Otro aspecto muy interesante de la intervención de Faisel Iglesias fue su referencia constante al pensamiento de Ignacio Agramonte a la hora de defender, frente al Estado, los valores del Individuo en la civilización occidental.

Muchos cubanos reconocen a Ignacio Agramonte más como una figura de acción y combate que como la del pensador que fue. La realidad, sin embargo, es que pocas veces ha podido armonizar un ser humano esas dos supuestas antípodas como lo hizo ese ilustre hijo del Camagüey.  

Faisel Iglesias nos recuerda eso cuando hace referencia la tesis de doctorado de Agramonte y su defensa, durante el discurso que dio después de haber sido investido como Abogado, de los derechos del Individuo, escrito con mayúscula, como verdadera esencia de la verdadera civilización occidental.

Dijo Agramonte en ese discurso:

“… El individuo mismo es el guardián y soberano de sus intereses, de su salud física y moral; la sociedad no debe mezclarse en la conducta humana, mientras no dañe a los demás miembros de ella. Funestas son las consecuencias de la intervención de la sociedad en la vida individual; y más funestas aun cuando esa intervención es dirigida a uniformarla, destruyendo así la individualidad, que es uno de los elementos del bienestar presente y futuro de ella…

La centralización llevada hasta cierto grado es, por decirlo así, la anulación completa del individuo, es la senda del absolutismo; la descentralización absoluta conduce a la anarquía y al desorden. Necesario es que nos coloquemos entre estos dos extremos para hallar esa bien entendida descentralización que permite florecer la libertad a la par que el orden.

La centralización hace desaparecer ese individualismo, cuya conservación hemos sostenido como necesaria a la sociedad. De allí al comunismo no hay más que un paso; se comienza por declarar impotente al individuo y se concluye por justificar la intervención de la sociedad en su acción, destruyendo su libertad, sujetando a reglamento sus deseos, sus pensamientos, sus más íntimas afecciones, sus necesidades, sus acciones todas…”.1

No es casual que el castrismo lleve 65 años enterrando el pensamiento de Ignacio Agramonte, como no es casual, tampoco, que el Camagüey siempre haya sido la provincia más anti comunista de Cuba.  

  1. Tomado de: Expósito Casasús, Juan José. Vida de Ignacio Agramonte (Historia nº 99) (Spanish Edition) (p. 55). Linkgua. Édition du Kindle. Los subrayados son míos.

Acerca de reynelaguilera

La Habana, 1963. Médico. Bioquímico. Escritor. Desde 1995 vive en Montreal.
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2 respuestas a Ignacio Agramonte y la Constitución de 1940

  1. Redacción dijo:

    El programa fue de lujo, como nos tienen acostumbrados los panelistas que lo visitan. Su post, como siempre, duro y al centro. Gracias.

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